EL CUENTO QUE JAMÁS TE CONTARON

Un día el Reconocimiento sin parar de buscar y buscar… se tropezó con Decepción, Enfado y Tristeza.

—¿Pero a dónde vas tan estresado Reconocimiento? —le preguntaron los tres a la vez

—Estoy buscando el amor pero por más que lo busco no lo encuentro y para colmo mi mejor amiga Frustración no hace más que decirme que jamás lo conseguiré… ¡No sé que más hacer! —y se echo a llorar rendido en el suelo.

—Pues deja de ser su amigo —le replicó Decepción —no merece la pena tener amigos que no te valoran.

—Eso ¡Qué la den! —prosiguió Enfado —Mejor solo que mal acompañado.

—Bueno… tal vez Frustración tenga razón y jamás consigas encontrar el amor —concluyó Tristeza muy tristemente.

Sabiduría que pasaba por allí se acercó al escuchar los llantos de Reconocimiento que cada vez sollozaba más alto.

—Si yo fuera tu… —le dijo dulce aunque firmemente. —Lo primero que haría sería dejar de escuchar a esos amigos tan tóxicos que has elegido como confidentes. Si lo que necesitas es encontrar el amor, deja de buscarlo y simplemente sé lo que estás buscando.

Reconocimiento miraba a Sabiduría como si hablara en otro idioma, no entendía absolutamente nada. Hasta que finalmente le contestó:

—Pues si tan sabia eres… ¿Por qué no me dices tú por dónde empezar?

—Mira, —le dijo Sabiduría sacando un papel de su bolsillo —esto es una invitación a la fiesta que Compromiso da ahora en su casa ¿Por qué no te das un respiro y vas a divertirte a la fiesta? Estarán Alegría, Inocencia y Positividad, ellas si son buenas amigas e incluso puede ser que te ayuden a encontrar lo que andas buscando…

Después de un momento de duda, Reconocimiento aceptó la invitación de Sabiduría y decidió asistir a la fiesta. Tuvo que acercar mucho la vista al papel para poder entender la dirección de la casa de Compromiso, que se encontraba en el mismísimo centro del Corazón.

Cuando Reconocimiento llegó a la fiesta efectivamente allí estaban Alegría, Inocencia y Positividad que le recibieron con los brazos abiertos. Bailaron, cantaron, rieron, jugaron con Presente y consiguieron que a Reconocimiento se le olvidara aunque solo fuera por un momento buscar lo que andaba buscando por ahí fuera tan desesperadamente…

De repente, Reconocimiento y Aceptación se encontraron en mitad del salón. Pasión ya les había presentado. Coherencia pinchó un temazo y Aceptación le invitó a bailar. Reconocimiento se dejó llevar y cuando terminó la canción, allí se quedaron los dos tortolitos quietos, absortos el uno en el otro, extasiados, mirándose a los ojos sin nada más que decir.

Hubo mucho revuelo y profundos cambios desde entonces a lo largo de todo el cuerpo y la consciencia hasta que un día Reconocimiento sin poder apartar los ojos de su amada dijo:

—¿Será esto amor? —Aceptación asintió con la cabeza y se fundieron en un eterno beso que sello Compromiso ya que era el anfitrión de la fiesta.

A Reconocimiento se le escaparon un par de lagrimas que Alegría le había prestado y al cabo de nueve meses fruto del amor entre Reconocimiento y Aceptación, nació una preciosa niña, de ojos brillantes y luminosa sonrisa.

Sabiduría hizo acto de presencia justo en el momento del nacimiento y con los brazos levantados sosteniendo a la niña entre sus manos decreto:

A partir de ahora siempre permanecerás y tus padres siempre unidos estarán. Disciplina y Discernimiento serán tus maestros. Habrá días malos y otros buenos, estarás en mitad de las revueltas y catástrofes, estarás en mitad de los paisajes bellos, pasaran cosas tristes, alegres y horribles y aunque a veces dudes de existir u otros crean que no estás, jamás, jamás te podrás marchar. Mientras tus padres en la casa de Compromiso estén, el amor perdurará y tu siempre iluminarás la casa en la que están.

—¿Cómo la llamaremos? —preguntó Aceptación mirando dulcemente a su amado.

—Felicidad —respondió Reconocimiento que ya por fin había dejado de buscar.

Yoana Siri